
Hay momentos en la vida que parecen salirse de control y creemos que no hay esperanza. Noticias que duelen, pérdidas inesperadas, rutinas que se rompen, planes que se deshacen. Todo se vuelve incierto y confuso. Y en medio de ese ruido, una pregunta nos atraviesa el alma:
¿Cómo puedo tener paz cuando todo parece desmoronarse?
No es una pregunta nueva, ni exclusiva de nuestros tiempos. En la Biblia, vemos muchas historias de caos: José traicionado por sus hermanos, David huyendo por su vida, Pablo escribiendo cartas desde la prisión. Pero en cada una de esas historias, hay un hilo invisible que sostiene: la esperanza en Dios, aún cuando el panorama humano se ve oscuro.
Paz que no depende de las circunstancias
Jesús dijo:
“La paz les dejo, mi paz les doy; yo no se la doy a ustedes como el mundo la da.”
– Juan 14:27
La paz que ofrece el mundo es temporal, frágil, y muchas veces condicionada al orden externo. Pero la paz de Jesús nace dentro, incluso cuando afuera todo se sacude. Es una paz que no niega el dolor, pero lo acompaña con consuelo. No elimina el miedo, pero nos recuerda que no estamos solos.
Sostener la paz no es pretender que nada pasa, sino anclarnos en Aquel que no cambia. En medio del caos, es posible hacer pausas de oración, incluso sin palabras, solo respirando con Dios. Es posible repetir en voz baja versículos que nos regresen el aliento. Es posible pedir ayuda, llorar con fe, caminar despacio… pero caminar.
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado.”
– Isaías 26:3
Esperanza: el idioma del cielo en la tierra
Sostener la paz es también aferrarnos a la esperanza. No a un “todo va a estar bien” vacío, sino a una promesa eterna: que Dios sigue escribiendo la historia, aún cuando no entendemos el capítulo.
Cada tormenta pasa. Cada noche oscura tiene su amanecer. Y si Dios está con nosotros, hay esperanza incluso en lo roto.
Si estás viviendo una temporada difícil, respira. Detente un momento y recuerda:
No estás solo. Dios sigue ahí, aún si no lo sentís. Y su paz, esa que sobrepasa todo entendimiento, te puede abrazar hoy. Pedila. Esperala. Creela.
“No se inquieten por nada, más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”
– Filipenses 4:6–7
Dejame tus comentarios si este artículo ha edificado tu vida.
excelente
Qué palabras tan llenas de paz y esperanza. Justo lo que el corazón necesita cuando todo parece ir mal. Gracias por recordarnos que, aunque todo se mueva, Dios permanece. 💛✨